ALVARO J. MARQUEZ

A DISTANCIA

Aprendí a ser profundo como el mar,
el no retroceder lo aprendí de los ríos
y nada de eso me permite imaginar
besos en tu boca que no sean los míos.

Me he robado del sol lo caliente,
De la luna todos sus reflejos.
¿y de qué vale eso en mi mente
Estando tú siempre tan lejos?

Aunque de tantos deseos me envicias,
Siento que mis sentimientos son vanos,
Cuando en tu cuerpo hay caricias,
Y no provienen de mis manos.

Siento temor, no sé qué decir,
Mi princesa, mi rostro risueño;
Temor de verte dormir…
Y no estar en tu sueño.

En estas distancias inmensas
Y sin saber siquiera donde vives,
No saber en quién piensas
Ni imaginar a quién le escribes.

Y aunque los celos sean tristes
No puedo evitar las dudas…
Y preguntarme por quién te vistes
Y para quién te desnudas.

Quisiera saber si en tus adentros
Habrá pensamientos prohibidos
y en esos íntimos encuentros
por quién serán tus gemidos.

Si ya no necesitas que te alumbre
Y en lo oscuro, otro te puede guiar.
Si has adoptado la costumbre
De vivir sin recordar.

Si es así te felicito, vale.
Yo no puedo adaptarme.
A mí olvidar no me sale
Y no quieras enseñarme.

Vivo mis días así, sin calma,
El tren de mis recuerdos va por su riel,
Sin saber si llenan de otra luz tu alma,
Si otros besos cubren tu piel.

Lo sé, seguro ya lo notaste
Que paso el tiempo extrañándote.
Tú un día me dirás que me olvidaste
Y yo, que envejecí recordándote.

Tú quizá ni en fotos conservarás
Rastros de mis rasgos de hombre.
Y cómo me llamo ya ni lo sabrás
Y yo aún escribiré tu nombre.

Ya ves, no sé nada de ti, qué problema;
Mi bella, mi fantasía más hermosa.
Yo por aquí escribiendo este poema
Y tú por allá… no sé qué cosa.

Es muy triste lo que escribo
Y a la vez es tan incierto…
No saber si me recuerdas vivo
O si al menos, me imaginas muerto.