Debo
confesarle
que mi amor
por usted
ha sido
siempre incondicional.
Lo único
que me aqueja
de poseer este amor
es que no
es recíproco.
Y para mi
mala
suerte,
para que
suceda
el amor,
ambos
tenemos que
coincidir
con el
mismo
sentimiento,
o de lo contrario
no se llamaría
amor,
sino
una madriguera
de la nostalgia.