Los nombres del amor cambian como los días
Julio Cortázar
Apreciarte en la cama, trémulo
imposibilitado de algún movimiento.
Mi cuerpo te encadena y domina.
La mirada penetrante se ensarta en vos.
Los círculos se giran y ladean
examinan tus gestos, tu divino candor.
Consigo posar mis dedos vagabundos
en la superficie pulcra de tu piel.
Te dibujo, te acaricio, te consiento
te cortejo, te agito, te habito.
No es necesaria la resistencia.
Tu cuerpo dirección oblicua piloerecta
como un cactus acompañado de sus espinas
se propaga en su semilla
cuello que su búsqueda exhaustiva teje.
Agito las carnes
se acelera tu pulso
y la cadencia de fluidos,
corriente que huir quiere
resignado de la vida
solamente esperás,
muerte.