Mauro Enrique Lopez Z.

Tarde

Todas las tardes voy a ver el mar,

como es la vida, ví a una dama que 

por sus mejillas lágrimas corrían,

me dió por preguntarle porque 

lloraba, me respondió que su 

amado se había ido de pesca y 

aún no regresaba, y ya era tiempo 

de su retorno, le dije tenga paciencia y 

rueguele a mi Dios que lo traiga 

sano, de repente le llegó una 

llamada, como se reía al ver 

que era él, como me llene de 

alegría, recordé esos días de pesca, 

cuando pasamos mucho tiempo,

hasta también como rezabamos 

para que mi Dios nos bendeciera 

con algo, así pasaban las semanas 

y derrepente éramos bendecido 

con buena pesca y hasta para la casa había.