Antonio Portillo

El miedo no se cura con pastillas


El miedo no se cura con pastillas,
se cura frente a frente,
como se curan las heridas
que no aceptan olvido.

El miedo nace hondo,
en la carne que recuerda golpes,
en el pecho que aprendió a cerrarse
para seguir vivo.

No es cobardía:
es cicatriz alerta.
No es debilidad:
es memoria del dolor
que aún pide justicia.

Hay miedos sembrados por el hambre,
por la noche larga del desprecio,
por palabras que mordieron
cuando aún éramos tiernos.

Esos no se duermen con recetas.
Esos se trabajan
como se trabaja la tierra dura:
con sudor,
con tiempo,
con verdad.

El miedo afloja
cuando no se le huye,
cuando se le nombra
sin vergüenza
ni excusas.

No desaparece del todo.
Se vuelve paso prudente,
mirada abierta,
corazón que tiembla
pero no se rinde.

Curarse no es no sentir miedo.
Curarse es caminar
aunque el miedo duela,
aunque arda,
aunque avise.

Porque quien ha mirado al miedo
y no ha retrocedido
ya no es el mismo:
lleva luz en las manos
y raíz en los pies.


Antonio Portillo Spinola