Me prometí no escribirte más,
Pero qué difícil es esto de olvidar.
Es mentira, no te olvido. Yo te pienso, te vivo.
He creado un nuevo verbo, se llama ‘vivirte’.
En él habita mi mayor accionar.
Y por más que quiera, lamento este dulce delirio:
no hay día en que en ti no me quiera anclar.
‘Me pasas’ recalqué, sin mirar atrás,
En aquella conversación que podrás recordar.
Me pasas, te vivo y maldigo; porque qué dolor sentir
que vivo confundida entre la bruma insular
de tu isla desierta, donde solo habitamos dos:
tu mar y mi mar.