Daniii_Farías

El año se acaba

 

 

El año se acaba

como una vela cansada

que todavía alumbra

aunque ya sabe que va a apagarse.

 

Se va despacio,

con los bolsillos llenos de días,

con risas que no volvieron,

con silencios que dolieron más de la cuenta,

con promesas que aprendieron a esperar.

 

El año se acaba

y deja huellas en la piel del alma,

marcas invisibles

que solo se notan cuando cerramos los ojos

y repasamos todo lo vivido.

 

Hubo meses que pesaron toneladas,

días que parecían eternos,

noches donde la cabeza no se callaba

y el corazón hablaba solo,

pidiendo descanso,

pidiendo sentido.

 

También hubo instantes pequeños

que salvaron semanas enteras:

una palabra justa,

un abrazo sincero,

una amistad que no soltó la mano

cuando todo parecía caer.

 

El año se acaba

y no todos los sueños llegaron,

pero algunos crecieron en silencio,

aprendiendo a ser más fuertes

antes de nacer.

 

Hubo errores,

sí, muchos,

pero cada uno enseñó algo

que ningún libro explica:

cómo caerse sin perderse,

cómo levantarse con miedo

y seguir igual.

 

El año se acaba

y nos encuentra distintos,

no mejores ni peores,

solo más conscientes

de lo frágiles que somos

y de lo valientes que podemos ser.

 

Se va llevándose nombres,

historias que cambiaron,

personas que fueron hogar

y ahora son recuerdo,

pero recuerdo vivo,

de esos que todavía enseñan.

 

El año se acaba

y no pide balances perfectos,

solo honestidad:

mirar lo que dolió,

agradecer lo que sostuvo,

y perdonarse por no haber sabido más.

 

Porque sobrevivir también cuenta,

porque intentarlo también vale,

porque seguir, incluso cansado,

ya es una forma de victoria.

 

El año se acaba

y deja la puerta entreabierta

para lo que viene,

no como promesa segura,

sino como posibilidad.

 

Y eso alcanza.