La noche vestida de un dulce color
con manto de seda y sutil resplandor
pinta en el cielo un profundo azul
donde las estrellas danzan con luz.
Una niña hermosa, sencilla y pura
contempla el cielo con gran ternura
cuando una estrella, traviesa y veloz
del alto firmamento de pronto escapó.
En caída libre, brillante y audaz
descendió ligera, sin prisa ni afán
y al posarse suave en sus tiernas manos
encendió su alma con tibios destellos.
Ella la toma con dulce emoción
y encantada dice con admiración
¡Estrellita, estrellita… qué bello fulgor!
” La estrella responde brillando mejor”
¡Estrellita, estrellita… te quiero guardar!
para que tu luz no se vaya a apagar
Eres una joya, regalo especial
tesoro del cielo que vino mi alma alumbrar.