PECH

Canción de tres versos

No hubo silencio en la cantina

solo encontré ron y cerveza,

en la mesa con una alma afligida,

 

que maldecía con fiereza

aquel amor bravío y embustero,

dándole golpes a la mesa.

 

Llorando desgracias con recelo

pidió una sonora canción

que le arranque el corazón del pecho.

 

La crueldad; su motivación,

sus heridas también fueron espinas

bordadas de dulce traición.

 

El trovador soltó tantas risas

dejando atónito al dolido

y comenzando una salvaje riña,

 

motivo de aquel amor pérfido

entre el trovador y la amante

que lastimó al señor ofendido.

 

Ella se encontraba, radiante,

mientras él llorando moría

ahogado en la riña causante.

 

El sol llegaba en sinfonía

y el rostro hierático del amor

fue la historia de la cantina;

una historia llena de dolor.