Se fueron
casi todos,
excepto
por algunos
que quedaron
abatidos
por toda
la sala.
Y en ese momento
quedaron
ellos dos
solos
en el
balcón,
que a duras penas
estaba iluminado
con la poca luz
de la luna.
Él intentó
tomar
sus manos,
y ella
quitó
la suya.
Él sintió
que algo
le habían robado,
y ella
solo se dio la vuelta.
Por un momento
hubo solo silencio.
Y fue allí,
en ese instante,
que él
llegó
a una conclusión:
que aunque
esté cerca
de encontrar
el amor,
siempre
el amor
creará
una nueva
manera de
esquivarlo a él.