Paul Dix

No era amor.

No era amor, era sed temblando en la piel y su lengua acariciando todo sin permiso, no había comprensión del tiempo, pero sus manos hábiles tenían hambre de mis deseos más profundos. 

El carbón en mi vientre ardía como un bosque en el infierno, la urgencia era olernos, no había palabras, solo hambre de un cuerpo. 

Los ancianos lo llamarían lujuria o pecado, yo no le puse nombre.

 

Paul Dix