Cosas que nunca os he dicho...

Diciembre...

Ha llegado Diciembre, y con él,

el suave roce de lo que fuimos,

de lo que permanece,

de lo que aún arde en las zonas que no enseñamos,

esas donde la piel recuerda lo que la cabeza quiso enterrar.

 

Es tiempo de abrir las ventanas,

de dejar que el frío acomode la memoria,

que despierte los nombres en reposo,

y devuelva claridad a lo que por ahora sigue vivo.

 

Diciembre llega así,

como un hilo que vuelve a unir,

como una llama que no se rinde,

como ese silencio que, de repente,

vuelve a decirnos la verdad.

 

En medio de esa brisa que renueva,

algo en nosotros también se ordena,

los duelos encuentran su lugar,

las heridas respiran despacio,

y lo que parecía roto va descubriendo,

sin prisa, una nueva forma de existir.

 

Porque Diciembre, al final,

no viene a cerrar puertas,

sino a señalarnos que hay senderos donde todavía nos podemos encontrar.