Con las manos abiertas
reparten sonrisas
y con el puño apretado
asfixian su ira.
Así por el mundo van
con tacones de cristal,
cintillos de media luna
y sus capas de estrellas,
repartiendo lo bueno
y tragándose lo malo
para evitar desconsuelos
a sus pequeños vástagos.
Repartiendo su pan
soportando su hambre,
por el mundo van
millones de madres
con el factor común
que las hace grandes.
Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela.