Somos dos almas con memoria ancestral,
que se reconocen con solo mirarse,
con un roce, con un suspiro…
con algo que simplemente no se puede explicar.
Juntos somos magia sin igual,
un hilo invisible que conecta nuestros corazones,
una vibración que trasciende el tiempo y el espacio.
Porque lo nuestro no empezó aquí:
solo volvió a encontrarse.