Para quienes se han fundido más allá de los nombres, donde ya no hay ‘tú’ ni ‘yo’, solo un oleaje eterno y una sal que perdura. Para quienes han convertido el amor en un viaje a los centros del invierno y el infierno, en un rito ancestral y en un naufragio gozoso donde dos fortunas se convierten en una sola espuma bajo la noche oscura. Que estos versos recuerden que el verdadero éxtasis no conoce de límites: solo sabe fluir, hundirse y renacer en la música callada de la unidad.
Para ti, mi Pantera Negra.