Siento que ahora soy un extraño,
buscando esa versión de mí
de la que alguna vez te enamoraste.
Persigo el eco de tu voz vacía
cuando decías “te amo”,
y todavía sangro por la herida que dejaste abierta
con todas las palabras que nunca dijiste.
Me construiste… ¿para qué?
¿Para que me viera bien a tu lado?
¿O solo para verme caer después?
Hoy soy un desconocido ante ti
y ante mí mismo.
Recojo pedazos que ya no encajan,
intentando volver a ser esa versión
que tú dijiste amar.
Veo tu sombra en el amanecer
y no puedo evitar preguntar
por qué no te quedaste,
si jurabas que me amabas.
Ahora lo entiendo:
eran palabras vacías.
Cargo estas cicatrices
que me recuerdan que te amé,
y que una vez fuimos algo.
Pero duele…
porque sé que en tu mente
me estoy desvaneciendo
hasta volverme un recuerdo hueco.