De delicada factura
su risa anda,
no apresura.
Dedicada a su figura
su cuerpo trabaja,
no cae en noches de travesura.
Verla fruncir el ceño
es siempre contra natura,
pues la sonrisa es su arma
y sus ojos mi locura.
Si solo tu presencia
me da mal de altura,
como no marearme
viendo esa hermosura.
Así pues dime tú
en esta noche oscura,
como te olvido
si tu caricia es mi cura
y tus besos
son mi usura.