En las desordenadas estrías
por donde transita poesía,
hay algo que atrapa el alma,
y obliga a inventar
nuevos caminos.
Caminos acerados,
no pavimentados
por la escuela tradicional,
menos por un arribismo cultural,
a la última moda del verso
que nadie entiende.
La vía debe ser recta,
con verdad de horizontes;
con versos que se inventan,
para que el habla,
pueda crear otras sendas…
La escritura de versos
debe levantar los motores
de los siglos,
que desbaraten
los laberintos
del silencio
y puedan entonces,
alimentar el verbo,
que aunque cansado,
sigue corriendo
por la hoja en blanco
en busca de una meta interior…
El verso debe ser
único, propio, vital
pero, sin ego,
para que la búsqueda
del sentido de ser,
que la poesía
le ha dado al tiempo,
sea la meta final,
que la mano de un Dios
omnisciente,
le dio al hombre
y la mujer
para que escribieran
versos .