Carlos Andrey Vargas Araya

Ella

 

Todo lo que siempre quise fue a ella,
y sin embargo, cada paso que daba hacia su luz me alejaba más, como sombras al amanecerque huyen cuando más las persigues.

 

Cuanto más cerca creía estar,
más se ensanchaba el abismo entre nosotros. Mis brazos extendidos encontraban solo aire,
mi voz se perdía en el eco del silencio.

 

Ella era mi destino inevitable,
la perdición dulce que elegí,
el amor que me quemaba por dentro como una llama que no puedo apagar.

 

Sus labios curvados en esa sonrisa eterna, jamás fruncidos, jamás apagados y esos ojos, marrones dorados como el otoño, podría haberme perdido en ellos por toda una vida.

Ella era el sueño que nunca desperté,el deseo que nunca dejé de soñar, pero acepté hace tiempo la verdad cruel:estaba destinada para otros brazos, no los míos.

Nuestros momentos robados, fugaces,susurros en la penumbra que nadie más oyó, eso es todo lo que tendremos, y aun así, los atesoro como joyas de cristal.

 

Bajo mis pestañas caen lágrimas de hierro, lágrimas que nadie verá jamás,porque ella le fue prometida a otro,y ese otro no soy yo.

 

Tal vez nunca estuvo escrito en las estrellas,tal vez siempre fue una historia incompleta,pero ella vivirá por siempre en mi memoria,y yo espero en la suya también.

Dos almas que se rozaron sin tocarse, dos corazones que latieron sin unirse, eternamente juntos en el recuerdo,eternamente separados en la realidad.