Mira, te cuento, cada amanecer es como un lienzo nuevo, ¿sabes?
Un trazo de luz que aparece de la nada,
una promesa silenciosa, una melodía que el corazón escucha bajito,
como si te dijera: \"Aquí estoy, vamos a intentarlo otra vez\".
- Las cicatrices: Esas marcas que llevamos,
no son más que historias grabadas en la piel,
como tatuajes del alma, ¿me entiendes?
No son fallas, ¡para nada! Son pruebas de que somos fuertes,
de que hemos sobrevivido a nuestras propias tormentas.
- Cada lágrima: Imagínate un río que corre por dentro,
que limpia el alma, que la purifica,
que transforma esos momentos tristes, esas desolaciones,
en una esperanza brillante, algo que te hace sentir vivo de nuevo.
- El tiempo: ¡Ah, el tiempo! Es como un amigo sabio,
que te abraza y te susurra al oído,
que te enseña a valorar cada instante, cada pequeño paso,
y te recuerda que nunca, ¡nunca!, debes dejar de soñar.
- Y cada sonrisa: Es un rayito de sol que sale de repente,
que ilumina todo a tu alrededor,
un canto alegre, una explosión de color,
que te llena de un amor infinito, de una alegría que no se puede explicar.
Así es la vida, ¿no crees? Un café con el alma,
una charla sincera, un abrazo cálido,
una oportunidad para seguir adelante,
siempre, siempre, con esperanza.