Elias Castellano

 A LA ALONDRA

 

Qué hermosa harmonía, alondra.

Qué gloria sentir tus trinos.

 

Déjame escucharte, ¡oh diosa!

Que entre rastrojos o pinos

se bañe mi alma y mi mente

en tu torrente genuino.

 

Pero qué dolor, mi alondra,

cuando la mata de espinos

transforma en lamento triste

tu fugaz y dulce sino.

 

Alondra reina cantora

que en tu vagar peregrino

pones las notas alegres

en los páramos transidos.

 

¡Maestra!, bajo tus alas,

quisiera forjar mi nido

y aprender de tu armonía

a escribir como Virgilio.