Búscame en un lugar, con la costumbre
donde ilumina el rayo luz dorado,
con el beso de amor que tú me has dado,
al calor y al reflejo de la lumbre.
Asida a mí, tu voz, con la quejumbre,
tus senos en mi pecho palpitando
de goce, el corazón va caminando…
por los rayos de luna y mansedumbre.
Retozando en tus rojos, bellos labios,
saborear, cual fresa ya madura,
cae el sabor en boca, sin agravios.
Miro, en ojos de miel, con más ternura,
pintando en la pared con pintalabios,
tu nombre en letras grandes, con bravura.
Roberto J. Martín González