Antonio Portillo

A mí madre

 

Madre sin tregua, Antonia de pecho arado,
junio te vio nacer con pan y espinas,
de Guadalcanal, tierra bendecida,
brotó tu voz entre sábanas de barro.
Cuatro semillas alzaste con tus manos,
cuatro soles pariste en madrugadas
de hambre y de silencio, de jornada
larga y sin sombra, madre sin descanso.
No hubo palacio, no hubo oro en tu frente,
sólo el amor curtido en el sudor
de quien se quiebra y nunca dice \"no\",
de quien no pide y da lo permanente.
Cayó tu carne como flor herida,
el pecho donde el hambre fue alimento
se llenó de dolor y de silencio
y a tus pulmones les faltó la vida.
Pero estás viva, madre, en la semilla,
en el temblor del aire que respiro,
en cada hijo que alza su suspiro
y en cada llanto que tu ausencia anida.
Madre de tierra, Antonia de coraje,
no hay cáncer que deshaga lo que diste:
fuiste mujer, raíz, faro y alpiste
y hoy tu nombre me sangra en este viaje.
Te nombro y se me rompe la garganta,
te sueño y me arrodillo en tu memoria,
porque tu vida fue la más hermosa
de todas las victorias que se cantan.

  Antonio Portillo Spinola