Mi alma buena,
linda mujer, te amó como a ninguna,
quedando mi dicha rota,
cuando dejaste crecer la hierba en mi tumba...
Ya no quiero tu boca,
doncella voluptuosa en tu cama impura,
no me convoques a tu llama,
pues te digo que estoy solo, y no me faltas...
A tu mirada negra,
que en otro tiempo fue amada, tan amada,
ya no quiero saberla,
déjame que te llore y que no te vea...
No me queda sonrisa,
cuando veo a cientos de pájaros en fuga,
y en el cielo tu ala,
abandonando lo que fue pasión y química...