Caminaré la vida
sin gafas ni mochila;
seré alpinista de altas cumbres,
buscando panales floridos,
abejas sin aguijones
y susurros de dioses amigos.
Caminaré la vida
tras mi Amada prometida,
en divino atardecer;
no con soles, solo velas,
en ese beso de adiós
de mi Alma Gemela.
Caminaré la vida
con corazón dolido,
hercúleas esperanzas
y silencios compartidos,
en este extraño mundo
ruidoso y sin latidos.
Estos amantes de fuego
se funden en abrazos de arcoíris:
son seres sin tiempo, alados,
que rastrean el infinito
con ojos de soles despiertos,
buceando su destino.
Ángel Miguel