Mirarte desde una esquina.
Cuando peinas los segundos,
vistes los minutos,
charlas con las horas
y bailas con el último relojero.
Serás siempre mi vista perfecta
cada que dormite,
y entre el desvelo te mire
con todas esa curvaturas tan tuyas.
Porqué gritas cuando nadie te mira,
cuando prefieren verte en ellos
y olvidarte...
Todo por culpa
del bailar del tiempo.