En el lienzo del tiempo, un deseo se desata,
torbellino de emociones, pasión que arrebata.
Dos almas ardientes, en un destino entrelazado,
bailan al son de un deseo incontrolado.
Sus miradas, volcanes en erupción,
incendian la piel, queman la razón.
U deseo prohibido, néctar y pecado,
que desafío al mundo, sin ser callado.
En cada palabra, un gemido sincero,
en cada caricia, un fuego eterno.
Sus cuerpos se funden, universo nuevo,
donde el deseo es el único credo.
Bajo la luna cómplice, confesiones robados,
secretos susurrados, besos anhelados.
En la danza frenética de la entrega total,
encuentran la esencia de una pasión total
Y así, en el eco de una noche eterna,
queda grabado su entrega, llama que quema.
Dos almas en éxtasis profundo,
que trasciende el tiempo, y que llegó a su fin profundo