El Cronista sin puerto

Sueño en la selva de cemento.

Ella solo es un sueño en esta selva de cemento,

un destello improbable entre el ruido y el polvo,

una catarata que cae dentro de mí

sin que nadie afuera escuche el golpe.

Aparece como el verdor que resiste en el asfalto,

como ese hilo de vida que se cuela

donde ya no debería crecer nada.

 

A veces creo verla entre las grietas del día,

en el humo, en las luces, en los pasos ajenos;

su sombra pasa como un río secreto,

desbordando un instante lo que soy.

Pero cuando intento alcanzarla,

la ciudad me devuelve su vacío:

la jungla gris la traga,

y yo regreso a mis silencios.

 

No la nombro, no la toco,

pero late en mí como laten las cosas que no existen

y aun así pesan.

Quizá es solo un sueño, sí,

pero incluso los sueños dejan rastro,

como la humedad que queda en la piel

después de una tormenta que nadie vio caer.