aviemas

Donde la luz no llega

Cómo deshago tu forma en mi memoria,

cómo desato este nudo que dejaste

en la esquina más silenciosa de mi mente.

 

Tu sombra insiste,

pero ya no tiene cuerpo.

Solo un ruido lejano,

un temblor que se resiste a morir.

 

Camino en un océano sin nombre,

las olas me golpean

como si quisieran recordarme algo

que ya no necesito.

 

Creí dominar estas aguas,

pero aprendí que incluso la marea más suave

puede partir a quien no se protege.

 

Aun así, subo.

A paso lento,

pero subo.

La superficie me llama

con un susurro que no miente.

 

Lo que debía hundirse,

se rindió al abismo.

Lo que debía quedarse,

no lo hizo.

 

No cargo más tu fantasma:

es demasiado liviano para ser real,

y demasiado pesado para seguir conmigo.

 

Permanece en el fondo,

allí donde la luz no llega

y donde tu recuerdo, al fin,

se vuelve silencio.

 

Déjame la orilla.

Déjame el aire.

Déjame este renacer

que ya no te incluye. 

 

Avi-