JUSTO ALDÚ

Después de estas guirnaldas de amapolas…

Después de estas guirnaldas de amapolas abiertas

rascando los nudos de la vida sin despeinar las horas,

me descubro caminando dentro de un silencio rojo,

como si cada pétalo fuera una brújula cansada

apuntando siempre hacia el mismo dolor que no termina.

La existencia, a veces, es un campo minado de belleza:

uno avanza con cuidado, tocando lo frágil sin romperlo,

sabiendo que toda hermosura es también un temblor,

una cuerda floja tendida sobre la sombra más antigua.

 

Tu tiempo, sin embargo, me sabe a cruz en mis horas lapidarias,

a peso sacro que se incrusta en mis espaldas sin pedir permiso,

a testamento de un destino que se esconde en los pliegues

de cada minuto que compartimos sin decirlo.

Por mi estero han pasado varias pieles,

como si el cauce íntimo donde guardo mis latidos

fuera un río antiguo que recoge los disfraces del mundo:

epidermis prestadas, máscaras de barro,

huellas que rozan el agua sin saber su profundidad.

Pero sigo fluyendo.

Mi corriente no se detiene ante lo que muda o se desprende,

porque cada piel que me atraviesa

solo confirma la firmeza de mi lecho,

la fuerza con que resisto y renazco.

En ese tránsito, el estero aprende:

que no importa cuántas pieles lo visiten,

ni cuántas pretendan adueñarse de su brillo.

El agua reconoce lo suyo,

y lo que no pertenece

se lo lleva la marea.

Hay días en que tu presencia es un templo derrumbado

al que sigo entrando con devoción inexplicable,

otros en que eres un eclipse que me deja sin cielo,

pero siempre —siempre— eres la señal que marca la grieta,

el punto exacto donde mi vida se bifurca

entre lo que fui y lo que aún no logro nombrar.

 

Así continúo, con las manos llenas de amapolas y escombros,

con la mirada clavada en el abismo que tu tiempo me enseña,

cargando la cruz que sabe a ti,

a tormenta,

a faro,

a memoria que no se deja despegar,

siguiendo la sutil evidencia

de que incluso el dolor, cuando es verdadero,

puede iluminar el camino.

 

JUSTO ALDÚ © Derechos reservados 2025