Como el mar, impetuoso y desbocado,
este amor que te ofrezco es infinito,
y sincero;
lleva luz de pasión, y esta bordado
con el brillo lumínico y bendito,
de un lucero.
En su esencia se encuentra lo sagrado
que nos brinda el color delo exquisito,
con esmero;
y posee el trinar enamorado
más excelso, romántico y bonito,
de un jilguero.
Es por ello que mi alma soñadora,
hacia ti se dirige apasionada;
y repleta de ensueños siempre implora,
tus caricias
que poseen la lumbre redentora;
cuya esencia divina está preñada
por los rayos que traen en su aurora,
tus delicias.
Autor: Aníbal Rodríguez.Es