Tu inmortal belleza es un misterio inefable;
aun así, he tomado el valor de pronunciar su nombre.
Esa luz que desprendes, que ilumina desde el alba hasta el ocaso, apaga la sed de quien te mira
y enciende en su interior una claridad nueva.
Eres un bosque frondoso:
con raíces profundas que se abrazan a tu tierra,
dando fuerza y sentido a cada palabra.
Tus hojas murmuran secretos antiguos
junto a esos ojos café que todo lo revelan
y guían sin hablar.
Esa tierra que envuelve tus parajes
da vida a quien la cuida;
de tus frutos se alimentan multitudes,
pues en ti la vida brota y resplandece.
Tu belleza habla en un lenguaje oculto
que solo algunos pueden descifrar:
la unidad de toda vida,
la verdad que une a todo ser.
Ese es nuestro camino:
un sendero verde y silencioso,
frondoso para los corazones sinceros,
oculto para los que aún no saben ver.