Soy lo que rima con náufrago,
un hombre que apenas traga, sal en la garganta,
y con una herida que nunca será curada.
Ahora floto entre ruinas
de mi naufragio
en el mar al que decidí
ignorar con su presagio.
Las maldiciones de los tesoros
cumplieron su palabra.
Me sacaron del cuerpo
la esencia de lo que significa pirata.
Fluyo sin resistencia
en este claro piélago,
seguido por algunas nubes piadosas
que aún no me juzgan llamándome “escoria”.
No tengo a mi tripulación,
de mi vida tampoco el timón.
Pensé que moriría dignamente,
en un cajón rodeado de fiesta y ron.
Hoy, que tengo la muerte en el pecho incrustada,
me atrevo a decir que rimo con náufrago,
y el agua me redujo a ser nadie y nada.