Rojos sus labios, pasión invocan,
y ofrecen vinos en odres griegos;
como sirenas, con dulces juegos,
fuertes deseos su voz provocan.
Tiernas, sonrientes, fervor desbocan,
lindas sus formas, poseen fuegos
llenos de encanto, que inspiran ruegos,
que de pasiones, su flama evocan.
Nunca permitas su voz te engañe
ni te deslumbren con su presencia;
ellas poseen el don que tañe
de la mentira sutil cadencia;
siempre logrando tu paz se empañe,
porque despiertan febril demencia.
Autor: Aníbal Rodríguez.