Hominid@s, que en vuestra soberbia,
decretáis el orbe ajeno,
pensáis que el dictado es bueno
si vuestra mano lo enturbia.
Con la amenaza en el labio,
y el cañón sobre el confín,
queréis poner el jardín
por vuestra causa, agravio.
¿Qué orden es el que exponéis
con tal militar rigor?
¿Es por justicia, o por dolor
que de reseña traéis?
Si al débil le dais cadena
y al fuerte le hacéis la vena,
decid, ¿qué razón serena
vuestro juicio a tal pena?
Juzgáis ajena la suerte,
diciendo que es vuestro don
la paz bajo la opresión,
y solo sembráis la muerte.
Si sois Jueces y Verdugos,
¿quién castigará el error
que os iguala con el horror
y os hace siervos, no yugos?
¡Cuán necio es vuestro argumento
que al imperio os da la ley!
El verdadero noble y rey
es quien doma el pensamiento.
Pues de tanto dominar,
solo domáis el sustento;
y al fin, será vuestro intento
lo que el tiempo va a arruinar.