LA MIRADA…
No hace falta la mirada.
Al sentir lo que palpita.
Mirar, no sirve de nada.
Sí, solo se ve el ropaje.
Hay que traspasar la carne.
Para sentir lo que vibra.
Hay que mirarse por dentro.
Para ver lo que germina.
Lo que se siembra y florece.
Lo que, sin duda, se ofrece.
Desde el interior intenso.
Desnuda, la vida misma.
Mirar sin miedo a la vida.
Para contemplar su esencia.
La belleza que transpira.
Del corazón de la Tierra.
Y vivir las experiencias.
Con la verdad, sin reservas.
Se emite el amor, sin duda.
A través de las pupilas.
O, se siente, sin mirar,
Con una tierna caricia.
El amor, en sus mil formas.
Transforma y muta.
La mirada, puede ser.
El conducto que te guía.
Una intensa travesía.
Que conduce al interior.
Donde la vida es más íntima.
O sin mirar, puedes ver.
Puedes ver, sintiendo más.
Cuando el aura se hace brisa.
Y te llega al interior.
Donde el amor cobra vida.
Como una hermosa flor.
Que, por su olor, es sentida.
El amor es la mirada.
O una mano que acaricia.
Ángel L. Pérez ®
SOY LO QUE ESCRIBO Y LO QUE TÚ SIENTES AL LEERME
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08/12/2025