Siempre ella, la inmaculada,
con su mirada que me sabe otorgar,
una paz auxiliadora.
La nunca ajena.
La bien hallada
en su basílica, la gran bendecidora,
de bautismos y bodas,
la Virgen, la Virgen mediadora...
¡Oh, impoluta María!
que el viento reposa y el mar se calla,
cuando te asomo mi alma,
para llegar a tu Hijo, el esperado Mesías.
¡Ay, este mi sentir, que tanto te mira!
Que en ti se refugia,
con este poema que en digna alabanza
te llama ¡Bienaventurada!
Comentario de autor: Hoy es la festividad de la Inmaculada Concepción, es un dogma de fe para los católicos...por ello, en su honor, le he conformado unos versos. Que su manto nos proteja a todos/as.