Permítame, don verdugo,
no mirar
a aquello con lo que me apunta
que ya he mirado antes a su fondo
y he visto algo llorando.
La bala, que quizá llame
venganza o karma,
estaba sollozando. Se sentía
la propia culpa que sentía.
¿Usted no lo vio?
Dispare, dispare ya
y sabrá como ella se sintió.