Hoy Benito estuvo en mi regazo,
ese gato mimoso que tienes en tus labios
más allá de la huesuda,
como te gustaría que le diga.
Y Cucho organizó el delirio
de los callejones cercanos:
callejero bribón y dulce ronroneo
que se cuela en aire nuevo.
Todo tintineaba en plena eternidad,
sobre tu poema.