Bronceadas mis horas grises ¡duele!
La cuneta me tiende abrigo ¡crudo!
Crucigrama de boca al cielo ¡mudo!
En embuste piadoso caigo... ¡Vuele!
Al amor que al llorar maldije ¡hiele!
y bendiga el rencor que guardo ¡exudo!
y jamás precipite vuelta al ¡nudo!
que de sangre se viste mi alma alele...
Ironía me doy, envuelto en máscara
esperanza; en suspiro azul herido.
Carambola hallaré al tocar mi espanto,
en lacónica fiebre, libre cáscara.
Rodaré sin medir el tiempo herguido:
¡Abnegado en la postre edén que canto!