Escribiré a mi manera
a la más negra noche,
a la más amarilla alba,
al más pernoctado día,
a mi propio sin destino,
que duro e insomne, jamás declina,
a esas mis luces y sombras,
a mis ocasos sin soles, tardíos...
en esa intrincada página
del libro de mis días,
tan sola, tan loca,
transparente,
sólida,
opaca
y tan mía...
Escrita
sin armonía,
sobria,
jocosa,
asesina,
sombría
y de muerte,
ya casi sin vida,
desgarrada y agria,
de letras que crujen, perdidas,
ignorante de estrellados cielos,
escrita
en tintas cegadas de sin lágrimas
de dolor,
enceguecidas,
atormentada de silentes,
vacías naderías.
Página arrugada,
enloquecida
por tiempos de hundidas sangrías.
Tan desgastada, quemada,
aletargada,
de dioses,
adormecida.
En donde escribiré lo que soy, fui y seré:
la errante sombra,
la voz doliente, aullante,
el grito que cavado no calla,
la mirada apagada de amores, perdida...
En donde escribiré
ya seca y arrugada de insolentes porfías,
infértiles polvos
y de tiempos de hielos, ungida,
este, mi caótico,
cobarde y valiente camino,
atrapado y ya de sin luces,
enceguecido.
Tan muerto.
Tan gélido.
Tan frío.
Hecho de enhiestas fábulas,
Y de los más enlodados,
enigmas.
(Patricia)