Aunque ya no estás, sigues apareciendo en medio de
mis conversaciones rotas.
No te imaginas cuántas veces menciono tu nombre
sin querer, y se me humedecen los ojos como si el
alma aún no supiera que te fuiste.
Todavía hablo de ti,
como si me escucharas desde la otra habitación.
Como si fueras a entrar de pronto, con esa risa que
desarmaba el mundo.
Digo:
\"¿te acuerdas cuando decia tal cosa?\"
\"esto le habría encantado...\"
\"cómo se habria reído de esto....\"
Te sigo incluyendo en todo.
En el café.
En los silencios.
En los sueños.
A veces hasta en los enojos, porque dolerte tambien
es parte de amarte.
Todavía hablo de ti, no para retenerte, sino para no
olvidarme de quién éra cuando estabas.
Porque tú... tú eras parte de todo.
Y aunque la vida se me partió en dos, tu nombre
sigue encendido.
No lo he enterrado.
No lo he soltado.
Lo llevo en la boca como se lleva un poema, como se
carga una oración.
Y si te preguntas si te he olvidado... la respuesta está
en cada lagrima que aún no encuentra consuelo, y en
cada risa que lleva tu recuerdo