No hay ni tal se necesita a la hora de esa cita
con materia de intangibles nunca todavía dichas,
crónica del viento entre grietas que ya silba
sílabas atadas a la fatalidad intrínseca.
Influencias casi míticas si fluyeran yo estaría
no en la esquina aquí mismo que ni apenas se respira
con todo lo que es vida ya perdiéndose entre el ruido
que demuestra mi agonía de entenderme que no puedo
y pido alguna mano amiga penda desde el cielo.
Sin destino es este fuego sostenido sobre el vértigo
de verlo entremedias del camino a que me entrego
y bajo un trago además que creo soberbio
ebrio hasta del verbo eterno abierto a mi desvelo
en algún lugar lejos del suelo solo herido.
Soluciono el desenfreno que arrastra mi alma tanto ausente
colocando un fino hilo sin moverlo ni que tiemble
sobre el miedo cuando llego yo a ese extremo
consiguiéndome temer lo demasiado así siempre
más intenso es digamos el silencio lento y llano.
Un dilema delicado fulminante un día tarde me es villano.