Ella me tenía como un tonto,
que mañana voy y al otro día
me decía no he tenido tiempo,
y la gente comentando que
se la pasaba de copa en copa
y yo como un necio, esperando para
tenerla en mi regazo.
Mi abuelita me dijo un refrán,
que me causó risa y me hizo razonar,
que ni la espero ni quiero
que venga por su falsedad y que lleva.
Hoy tengo una vida feliz y sus mentiras
me causan risa, gracias a mí abuelita
que me hizo entender que el amor
de ella era solo pasajero.