Hektor Bressot

el destí.

 

 

 

Brisas en peregrinaje raudo.

 

Altitudes alabadas

no convierten

el corazón del todo.

 

Fogatas en lechos

dejaran de arder.

Y si me quedo,

seré nada.

 

Dríades nortes

moldearon.

Esculpí, en gracia,

a mi propia gramática.

 

Aparezco en los sonetos

de hombres caídos,

evangelio unido al del Nazareno.

 

Ascensión:

hizo mezclarme

en el flote

con las almas.


Exquisito, 

tragedia esconde:

padecer para humildes floras.

 

Y vivo desde entonces:

del sufrir,

del amor,

de la tranquilidad.



Tejan lo que abrigará.

 

El destí del nou.