Se alza el planeta en fiebre compartida,
ruge la multitud como un océano,
y el balón, sol pequeño y soberano
marca en su giro el pulso de la vida.
Cada jugada escribe una salida,
un sueño antiguo, un salto sobre el llano;
y el grito cae como aeroplano,
tejiendo patria, gloria o nueva herida.
Porque el Mundial es rito y es combate:
promesa breve donde un solo instante
levanta héroes, dobla al perdedor.
Y rodando que el mundo se desate:
noventa pasos arden, palpitantes,
que el corazón es fútbol vencedor.
JUSTO ALDÚ © Derechos reservados 2025
* Editado