Cuando llegue el momento y crucemos el sendero, encarnamos de nuevo en esa ya peor versión.
En aquella que a dolido, que ha calado hasta los huesos, la que sin mostrar reversa, nos ha enseñado de nuevo.
Será ahí cuando la vida, habrá valido la pena, pues lo malo que pasamos ya no es una condena.
Cada nuevo nacimiento, trae con sigo una meta, es aprender a amarnos con el alma completa.
Mientras no se aprenda esto, seguiremos dando vuelta, naceremos y de nuevo, se da vuelta la ruleta.
Dicen que esa luz de muerte, no es más que nacer de nuevo, llorando de aquí nos vamos y llorando reggesaremos.
Solo me queda aprender, a amar a otros bien, con el alma y con la escencia, a los que volvieron a nacer.
FÉNIX.-/🪶