Qué triste que aún hoy,
después de todo,
del tiempo pasado
y del tiempo perdido,
quiera refugiarme
en los brazos de alguien
que, sin duda,
a mí no me ha elegido.
Es que yo romantizo todo lo que vivo,
lo que leo,
lo que escribo.
A pesar de la soledad de mi alma,
mi corazón prevalece
sobre todas mis lágrimas,
porque en mí abunda
un inmenso amor
que nunca
ha logrado ser comprendido.