Quizá yo sea una cuarta parte de lo que podría ser,
y aún así en sus hombros puedo desfallecer.
Reír, llorar e incluso volver a caer;
pero un buen consejo siempre tendré.
Ustedes, que leen mis desdenes,
de amores malheridos, que han sabido oírme
entre males, risas y hasta a veces, con buenos chismecitos,
gracias por ser soporte y alivio.
Hasta más de una les debo,
pues esta sonrisa que llevo conmigo
solo es consecuencia de tener buenos y grandes amigos.