Llegas a mi cómo un ruiseñor en la mañana, amenizando con tu suave canto los rincones de todos los balcones.
Éres cómo un bálsamo, tan profundo como el arrullo de un bebé.
Tan tierna tu manera de llegar, que todos ansían tu forma de caminar.
Te deseo tanto, que de este sueño temo despertar y encontrar a otro en tu lugar.
Enamora a mi alma que tan castigada está
Ayúdame a destacar.
Y sobre todo a nunca estancar.